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Intervención ante el Atlantic Council

Discurso pronunciado por Mario Draghi, presidente del BCE,
con ocasión del Premio al Ciudadano Global 2015 otorgado por el Atlantic Council,
Nueva York, 1 de octubre de 2015

Señoras y señores:

Quisiera expresar mi agradecimiento por este Premio al Ciudadano Global. Comparto este honor con todos aquellos que han trabajado y siguen trabajando para mantener la cohesión de la Unión Europea y completar su proceso de integración.

El destino de Europa es, naturalmente, una cuestión de interés inmediato para sus ciudadanos, pero también tiene relevancia directa para el mundo en general. La Unión Europea y su unión monetaria son proyectos regionales con implicaciones globales.

Ello se debe principalmente al peso de Europa en la economía mundial. Si bien su contribución al crecimiento mundial en los siete u ocho últimos años no ha sido significativa, la zona del euro representa el 17 % del PIB mundial y el 16 % de los intercambios internacionales. Cuando la integridad de la zona del euro se ha visto amenazada, también ha peligrado la prosperidad mundial. Christine Lagarde, que ha presidido muchas reuniones del FMI en las que el tema de discusión principal era la zona del euro, puede acreditarlo. Del mismo modo, el retorno de la economía de la zona a un crecimiento sostenido, impulsado por nuestra política monetaria, es una buena noticia para cualquier persona en cualquier parte del mundo.

Sin embargo, creo que existe otro motivo por el que la zona del euro tiene una importancia decisiva para la economía mundial. Y es el hecho de que la integración europea es, con diferencia, el experimento más avanzado de gestión de asuntos que trascienden las fronteras, mediante una combinación de acuerdos internacionales y supranacionales.

Hace 65 años, los fundadores de la UE decidieron que solo podríamos lograr resultados estando unidos para afrontar problemas comunes. En aquel momento, el problema era la guerra y el objetivo, la paz. Y funcionó.

Ahora, la naturaleza de los numerosos retos a los que nos enfrentamos demuestra que este enfoque era fundamentalmente correcto. Pensemos en los migrantes que buscan refugio en nuestros países, en la amenaza del terrorismo, en las consecuencias del cambio climático, en la reciente sucesión de crisis financieras y económicas. Lejos de ser específicamente europeos, se trata de desafíos globales.

Y aunque en absoluto estoy sugiriendo que el camino seguido por Europa para hacerles frente sea extrapolable al resto del mundo, la experiencia que hemos adquirido, nuestros experimentos con el supranacionalismo, los fracasos y los éxitos, todos aportan información inestimable para los encargados de gestionar cuestiones mundiales.

A veces puede parecer que en Europa no somos capaces de superar estas dificultades, pero sí lo somos. Siempre lo conseguimos.

¿Por qué? Porque cuando trabajamos como una unión, podemos hacer frente a problemas que nos desbordarían si cada país intentara resolverlos en solitario. Y en ocasiones, lo que se interpreta como la dificultad de trabajar juntos es simplemente el reflejo de la complejidad de vencer los desafíos que encontramos en nuestro camino. No debe confundirse una cosa con la otra.

Muchos sostienen que nuestras sociedades no son suficientemente homogéneas para funcionar como una unión, mientras que otros opinan que se necesita más integración para aprovechar al máximo las economías de escala y de alcance que nuestra unión nos puede ofrecer.

Apoyo firmemente a estos últimos y coincido plenamente con los que creen que podemos proteger mejor los intereses de los ciudadanos de cada país haciendo que nuestra unión sea, si me permiten utilizar una expresión de su tradición constitucional, «más perfecta».

El progreso logrado durante los tres últimos años para estabilizar y reforzar la zona del euro es real. Estamos viendo la vuelta del crecimiento. El camino a seguir está bien definido. Y no descansaremos hasta que nuestra unión monetaria sea completa. Ello redunda en nuestro interés, en el de ustedes y en el de cualquier persona en cualquier lugar.

Muchas gracias por su atención.

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Banco Central Europeo

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